20/6/07

PASION POR LA IMAGEN


Hace diez años la discusión era la misma, hace veinte igual: quien compró a Samper, a Barco, a la Constituyente, a Turbay. Si pudiéramos asistir a la trasescena de un festival vallenato, de un carnaval, de una fiesta de las flores o de un cotejo de la gloriosa selección, aprenderíamos mucho sobre la manera en que funciona la democracia nacional. La preocupación por la verdad tiene un grave inconveniente: la imagen que proyecta el trepidante espectáculo de nuestros dirigentes ebrios y manoseados. En todos los casos, el maniculiteteo entre los poderes criollos ha dejado huellas graficas, conversaciones telefónicas y unos cuantos testimonios. Este álbum familiar de animadas y calientes negociaciones, celebradas en nombre de convenientes amistades y desmentidas fidelidades, es el único testimonio histórico de la zozobra nacional que se ha llevado todo al carajo.
La manera de contrarrestar lo que todos sabemos, hemos visto y hemos escuchado es reunirse con Clinton, que ha ganado millones haciendo de poster-boy, y darle un corazón que se supone es nuestro. Ese corazón destrozao, pisoteao y ninguneao lleno de colorines. Esos tonos -plenos de riquezas- que recitábamos con ilusión en la primaria : oro -ahora robao-, océanos -explotados por otros-, heroísmo -¿?-. Quien nos diría que el asalto a la historia de aquella infantil ‘gloria nacional’ sucedía mientras salíamos a comer un churro o correteábamos detrás de un balón. Por eso preferimos con ingenuidad el churro, el veleño y el balón de micro a la rotundidad del detestable saqueo.
Otros prefieren un librito (“.CO“ se llama) de anécdotas varias en las que algunos restauradores del espíritu nacional cantan canciones de cuna o nos echan un cuentito para dormir del tirón. Esto sucede mientras el único periódico de circulación nacional o la emisora patria que transmite desde Miami, nos advierte con desesperación: es importante que nadie lo sepa…en voz baja compatriotas…la mierda llegó al cielo.
Todo sea por la imagen, todo sea por los colorines, así cueste mucho la sonrisa de Clinton y el tal librito no le importe a nadie.

1 comentario:

Oscar Guarín Martínez dijo...

Pero como lo que importa es parecer, antes que ser... Por eso a monsieur U le preocupa la imagen que el país pueda tener afuera si se conocen esas acusasiones de financiaciones non sanctas que andan circulando por ahí. Puta madre la que nos parió en este potrero lleno de vacas...y ninguna nuestra...

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