1/6/18

Fajardo: el hombre que nunca estuvo ahí



Está circulando la columna que el Prof. Sergio Fajardo, excandidato a la presidencia por la Coalición Colombia, escribió sobre el entonces gobernador de Antioquia en el año 1997: Álvaro Uribe. Más allá de los adjetivos lisonjeros y los meditados juicios de Fajardo sobre el político, que en la actualidad programa la agenda del país, en aquel año empezaron a ocurrir ciertos hechos que ya han sido probados por parte de organismos judiciales, e investigadores en derechos humanos y medioambientales.
En la sentencia del Tribunal Superior de Medellín -25 de noviembre de 2017-, reseñada en el Portal VerdadAbierta, se afirma que en 1998 en la región de Ituango había una:
“…alianza entre los mandos institucionales y de Autodefensas. A más por cuanto eran también responsables de la cantidad de homicidios y desplazamientos y en general de la ejecución de la política orientada al exterminio de las guerrillas, sus simpatizantes y auxiliadores”.
Estos hechos ocurrían al mismo tiempo que el Prof. Fajardo escribía sus columnas de opinión en el diario ElColombiano y durante el gobierno del político que protagonizó sus reflexiones. También en aquella época, se gestó desde la gobernación de Antioquia un proyecto hidroeléctrico en la misma región de Ituango que contó con el apoyo, según el portal lasillavacía:
“…de los grupos políticos antioqueños que han gobernado Antioquia y Medellín los últimos seis períodos, los recursos que traería serían claves para la financiación de proyectos de región como el ferrocarril de Antioquia,y en el consorcio que construye la obra están las poderosas constructoras paisas Conconcreto (vinculada al GEA) y Coninsa Ramón H, y quien provee el cemento de la obra es Argos”
En la actualidad este proyecto, con más de 20 años, es un escandaloso fracaso técnico, ambiental y humano. Interrogado sobre este desastre el Prof. Fajardo, quien obraba de analista político por aquellos años, luego alcalde de Medellín y gobernador de Antioquía, responde que él no tuvo nada que ver con este asunto y no tiene por qué asumir responsabilidades por los perjuicios que ha causado.
Una vez superada su etapa periodística, y cuando el Prof. Fajardo era alcalde de Medellín, tuvo la fortuna de que su gobierno coincidiera con el programa Justicia y Paz promovido por el presidente que, una vez más, era el mismo político que aparecía en la columna del año 1997. Gracias a ese pacto de la presidencia con las AUC el jefe de la Oficina de Envigado, Don Berna, colaboró con la justicia y ayudó a la pacificación de la región gobernada por Fajardo:
“Él [Fajardo] no reconoció lo que estaba pasando, no miró más allá de lo que decían la Policía, el Gobierno Nacional, la Fiscalía. Él estaba convencido de que todo estaba bien porque sus asesores le decían que todo estaba bien”
Este clima de seguridad ciudadana fue una de las banderas del éxito político de Fajardo. Aunque no fue el gestor directo del pacto con las AUC fue un beneficiario -político- indirecto de sus consecuencias. Sin embargo, la paz no fue sostenible y después de la salida de Fajardo la violencia retornó a la ciudad por la lucha entre los grupos que había dejado atrás Don Berna después de su extradición a los Estados Unidos.
Ayer el Prof. Fajardo declaró, después de caer en la 1ra. vuelta, que el voto en blanco era la opción más coherente con su programa político para no favorecer a ninguno de los dos contrincantes. Una vez más Fajardo -y sin quererlo, claro- favorece con un voto neutral -que arrastrará algunos más- al político que fue tema de su artículo en el año 1997, porque el favorito en las encuestas para la 2da. vuelta es el candidato del partido que este lidera.
Las coincidencias que han rodeado en los últimos 20 años a estos dos protagonistas de la vida política del país genera muchas preguntas. Me quedo sobre todo con la cuestión acerca del más que demostrable beneficio recíproco -directo e indirecto- que su actividad pública ha generado a lo largo del tiempo. Esto revela un hecho todavía más sorprendente: Uribe ha conseguido consolidar un poder político que ha marcado la agenda nacional -en los últimos 20 años- al mismo tiempo que veía crecer una opción regional y ciudadana -la de Fajardo- con la capacidad de competir con su partido, pero que cuando es necesario le sirve de “aliado” involuntario.
Mientras que el hoy senador Uribe está siempre ahí y en todas partes, el Prof. Fajardo es el hombre que nunca estuvo ahí y en ninguna parte.

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Saquen sus propias conclusiones:
https://www.colombian.com.co/politica/la-columna-de-opinion-en-la-que-fajardo-se-despacha-en-elogios-hacia-alvaro-uribe/
http://lasillavacia.com/silla-paisa/con-la-crisis-de-hidroituango-el-unico-candidato-que-gana-es-petro-66160
http://lasillavacia.com/silla-paisa/si-hubo-donbernabilidad-pero-mas-alla-de-fajardo-66049
https://verdadabierta.com/haciamos-un-trabajo-conjunto-para-presidencia-don-berna/
https://verdadabierta.com/contra-la-oficina-del-terror/
https://verdadabierta.com/gobernacion-de-antioquia-se-alio-con-paramilitares-tribunal-superior-de-medellin/

22/5/18

Votar al divino (aforismos electorales)




I
Nuestra campaña electoral es una feroz cacería del adversario. Cada uno busca el contrincante ideal para disfrazarlo de paranoia y delirios con el único fin de lincharlo a golpe de twitts, whatsapps, comentarios en periódicos, o estampar una mueca de venganza en el respectivo muro de su íntimo Fake-book. 

II
La explosión de memes es al mismo tiempo una implosión del alma. Esa pirotecnia de imágenes en las que unos se ríen de los otros, o aquellos se cagan en todo lo que se mueve en la cabeza de los demás, entretiene a una población que desperdicia a diario -en promedio- unas cuatro horas de su vida en el transporte público. Tenemos rabia y la mejor manera de expresarlo es polarizando esas mentes de transeúnte frustrado: inventando demonios, profetizando armagedones, alimentando bestias alucinadas que se comen nuestro trabajo, saquean los mercados, o que ocultan una perversa ideología que ha muerto y que no existe en lugar alguno. 

III
La política, y no es nada nuevo, es un juego de sublimación de sentimientos torpes y oscuros. En nada se parece a los análisis de expertos sobre un programa político que nadie lee y que ningún candidato llegará a ejecutar en alguno de sus más ínfimos propósitos.

IV
Tanto lasillvacia como razonpublica nos premian con un profundo, pero inútil, racionalismo que intenta proyectarse sobre los tecnicismos de la administración pública que hace tiempo -y no es privilegio de nuestra boba nación- esta ahogada por intereses prestablecidos, carruseles de favores recíprocos, pizzas y mermeladas de los todos los sabores. 

V
En Colombia hay mermelada de paz, de balas, de coca, de explotación de los más débiles, de cerebros desnutridos o mal alimentados, por los dos o tres lobbies empresariales que contratan con la Casa de Nariño y que distraen a la población usando el alfabeto -W, RCN-, la breve condición de nuestra rutina -el tiempo, semana-, o la pasividad lucrativa del horror -el capo, Querido Pablo, Sin tetas, Castaño-.

VI
Enfrentar la realidad política no significa airear aquel chauvinismo quejumbroso que nos crucifica como demócratas inútiles, pacifistas abandonados, o simples colombianos abocados a una suerte cruenta: caer en los tentáculos de un administrador selectivo de la violencia, el miedo, y la venganza.

V
Es tiempo de comprender la pobreza de nuestras esperanzas, la ruina de nuestros escombros, el olvido de nuestros más queridos enemigos. Es hora de reclamar aquello que ha sido nuestro y que nadie ha podido arrebatarnos: la felicidad.

VI
Nadie cree, solo quienes lo han vivido, que alguna vez existió una “Bogotá Humana”. Claro, para darse cuenta, había que vivir en la 60 sur con 120 bis: un colegio de las artes en el que niños y niñas, de los 12 a los 16 años, bailaban, escenificaban, editaban cortos, leían poemas todas las tardes. También recibían un “algo” y con eso seguían hasta el atardecer de la “Bogotá Humana”. Hubo miles de estos colegios esparcidos por toda la ciudad y nunca fueron visitados por alguno de nuestros intrépidos periodistas, iconos insufribles de la verdad a medias, la mentira en dosis nocturnas, la tontería en cucharadas mañaneras. 

VII
La “Bogotá Humana” existió por encima de las administraciones de los partidos tradicionales. Sin duda, fue mejor que la de Pastrana (todo un borrico-delfín podrido de apellido), las de Castro o Dussan, y que decir de las de Peñalosa. No superó al Prof. Mockus que comió muy callado cuando Santos le robó las elecciones. De premio, se ganó un documental presentado en la LSE. La gloria para un matemático de mentalidad liberal entregado de brazos y piernas al utilitarismo. 

VIII
Los asesores de Trump se dieron cuenta que cuando pronunciaba la palabra WALL, la gente despertaba en los mítines, dejaba de aburrirse y hablar, para arengar al candidato. Donald se dio cuenta mucho antes y recurría a la palabra WALL para despertar a la gente. Los politólogos llaman a esto “ascenso del populismo”, sin embargo, es algo más simple: hay alguien capaz de enunciar lo que a las masas les pasa por la cabeza y no tiene la más mínima vergüenza en hacerlo. Por eso Trump fue el candidato perfecto. Igual que Berlusconi que mientras recibía unos regalos en un homenaje, durante la campaña, de las manos de una joven le dijo: “Te prefiero a ti”. A esto le respondió el político local y anfitrión: “Es mi hija…tiene muy buen gusto, cavaliere”. 

IX
Hay alguien que no tiene miedo a decir burradas, ese es el candidato populista, y el que más votos se lleva. En cambio, el inocente Fajardo, que gobernó bajo un pacto de no agresión con don Berna, cree que puede cosechar algo similar con los señores de la guerra del pacífico o del Urabá, pero no es suficiente la limpieza, la claridad, la bondad. En política gana el que se atreve, el que lucha, el que se enfrenta, y denuncia con exabruptos. 

X
Recuerdo a Bill Maher, el cómico demócrata, y quizá más a la izquierda, de la HBO, quejarse de Hillary: ¿Qué hemos hecho? Nuestro candidato era Bernie Sanders, un sujeto capaz de plantarle cara a Trump. Nos pasa un poco lo mismo, Fajardo está bien, De la Calle fue el negociador, pero Petro es el único que le ha dicho unas cuantas verdades al “populismo” del CD. Le reprochan su personalidad -o sus desaciertos- como si Duque comiera de la mano de las hermanitas de la caridad.

Nota:


8/11/14

Φίλος’ Enlargement (o El alargamiento del filósofo)



Museo falológico

"No saben absolutamente nada, y pretenden saberlo todo. No se conocen a sí mismos, ni ven la fosa abierta a sus pies, ni la piedra en que pueden tropezar, porque de ordinario son casi ciegos..." Erasmo sobre los filósofos en el Elogio de la locura

Abandonar la filosofía es posible siempre y cuando se cumplan algunas condiciones, e. g. dejar de hablar de ella, es decir callarse; no intentar un brillante discurso con citas -de Ludwig, Bertrand o Karl - acerca de lo que fue, es, o ha podido ser de ella; tampoco debe especularse acerca de lo que ésta representa, ahogada en las cuatro paredes de un claustro sabanero orientado hacia Monserrate; quizá deba olvidarse lo que se dejan por fuera la mayoría de libros que pertenecen a este innombrable género literario. La mejor manera, consideran algunos, de abandonar la filosofía es seguir el consejo de otros que no pudieron abandonarla, de aquellos que retornaron a sus brazos una y otra vez por vicio, por aburrimiento, aunque consiguieran temporalmente sustituirla por otra cosa: la pereza, el senderismo, la mezcalina o el burdel. De vez en cuando es posible leer a un exprofesor de filosofía reconvertido en uno de tantos “negros literarios”, impartiendo doctrina con nostalgia acerca de las ventajas de cambiar de acera, esa inquebrantable independencia que gana el que cruza la calle y ve con gran claridad lo que tienen las vitrinas de la acera enfrente. Ahora tenemos un afortunado espectador que ya no les da la espalda y que tiempo después será un feliz transeúnte que descubrirá la existencia de otras calles. Por accidente encontré en un periódico el comentario de un opinador que se elogiaba por haber leído una especie de campanada que le sonó a “pensamiento vivo”. Se trataba de una promesa de abandono de la filosofía escrita por un exprofe y publicada en un -muy hípster- fanzine cultural de la familia Santos, lo que ha resultado en un simplón “perdámonos de la filosofía que me aburro”. El exprofe, bastante satisfecho con su rol de escapista, se embarra y chapotea a placer en las consabidas quejas contra la filosofía que para resumir son las mismas que nacieron con ella: primero ¡oh los académicos!; segundo ¡ay el historicismo y la tradición!; tercero ¡uy los artículos indexados!; cuarto mmmm…la ontología es un género literario igual que la copla; quinto…uich¡ debemos reciclar unas cuantas bibliotecas o tiremos a la basura a un alemán indescifrable. Decidí googlear al exprofe y encontré al negro literario, al escritor de un testosterona-magazine, por supuesto es un oficio ‘duro’ por usar un término más sugerente. La cara oculta del ex-filosofastro es una prestigiosa carrera de divulgador humorista, de esos ligeritos escribidores que nos divierten y enseñan al mismo tiempo. En este tipo de libros hay turno para los aplausos y páginas en blanco para el autógrafo, incluso hay sesión de preguntas y una foto en la contraportada. El exprofe, antes de premiar nuestra ignorancia con una cita de Heidegger, “la nada nadea”, y después de echárnos en cara décadas de experiencia en la “enseñanza investigativa”, ha escrito una HISTORIA DE LA SEXUALIDAD criolla y un libro sobre el PENE. Es fácil considerar que un filósofo busque una salida profesional en el humor de las partes bajas, fermentado con un poco de crónica literaria colonial y una elaborada abstracción -muy foucaultiana- acerca de las “tecnologías de la erección”. Estos libros son parte de una estrategia comercial, el primero fue ideado por un psicoanalista argentino que embarcó a la editorial Planeta en el negocio de vender historias de la sexualidad como antes se vendían enciclopedias. Se han publicado estas historias por toda Latinoamérica con resultados desiguales, hay versión chilena, peruana, mexicana, mientras la edición argentina va en el tercer tomo: el sexo montonero y el kichnerismo. En el otro libro el valiente exprofe llama a la monda por su nombre de pila, depositando en los labios de la gente común, y en sus e-readers, una melosa eyección que proviene singularmente  del pijo morrocotudo o el “venoso” para los más íntimos. La pregunta es si nuestro escapista-antes-filósofo ha logrado su objetivo de travestirse desde la nebulosa metafísica hacia el orgulloso profesionalismo del best-seller por encargo. En este mercado los norteamericanos publican un libro que poco después suele copiarse con discreción, ajustándolo al país de turno, haciendo algunas leves adaptaciones regionales, a veces peores que el original, lo que vale la pena aclarar. Esto sucede con el libro sobre la historia cultural del pene escrito por el hijo de Milton Friedman que es, de lejos, mucho mejor que el apocado librillo del exprofe.
...él también tenía
 Sin embargo, resulta que este ejercicio de repetición y adaptación es lo que le espantaba al ex de la actividad académica: unos filosofastros que se aprendían de memoria a Foucault, un par de paradojas de la lógica de primer orden y unas tres formulitas que explican el vocabulario más abstruso de Sein und Zeit. Sin duda es más entretenido describir la castración ritual de los pueblos indígenas, la promiscuidad femenina alabada por el conquistador, la impenetrabilidad selvática de las amazonas, y los serrallos precolombinos. En este caso la referencia a una tradición literaria y la repetición obtienen una mejor recompensa. El reconocimiento sucede fuera del claustro, es más jet-set, no es reverente, es más bien cachondo y en eso la filosofía -excepto la del tocador- está un poco desfasada, en general porque carece de sex-appeal y en particular porque los cuernos de estudiante acaban cansando a los viejos maestros. Más allá del reconocimiento del fanzine hípster de los Santos, no hay nada más filosófico que la historia de la sexualidad y el dispositivo cultural que representa la genitalidad humana. Sin Freud, Foucault, Bataille, el feminismo o la muy lejana discusión acerca de la “condición humana” de los pueblos colonizados (ver Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria), no podría inventarse la necesidad de consumir productos literarios que describan la historia de la micropolítica de la erección o las tecnologías culturales que encubren nuestra condición biológica. Por esto, el exprofe suplanta al “huidor” en su artículo y finge una “retirada”, lo que accidentalmente podrá generar grandes expectativas frente a su próximo best-seller por encargo. Es el ansioso uuuuhhh previo a un refrito sexo-erótico o de cualquier tema a capricho del editor, ya que en su condición de filosofastro puede invadir cualquier área. Se trata en el fondo y la forma -claro está- de un "alargamiento de la filosofía", marcado por la huida, tal y como lo imaginó algún controvertido caminante.
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