17/4/08

«¡AQUÍ NO PASA NI DIOS!»

“-Mira, mozo, los sacerdotes han de ser muy templados en su comer y beber, y por esto yo no me desmando como otros.
Mas el lacerado mentía falsamente, porque en cofradías y mortuorios que rezamos, a costa ajena comía como lobo y bebía más que un saludador”
Lazarillo de Tormes


El feliz cumpleaños que entonó Bush jr. para Ratzinger sonó más a un ‘sad birthday’. Un aniversario trivial para algunos fieles que ignoran aún si la expresión ‘¡cuidado con el morcillón del obispo!’ es uno de esos castigos que el vicario de Roma celebra como una más de las realidades históricas del catolicismo o el aviso que debe colgarse en la entrada de toda sacristía. Lo cierto es que la práctica del vicio y el sometimiento a las bajas pasiones ha sido una de las características del clero. Holbein ironizaba sobre las veleidades clericales en un grabado que retrata la coronación del emperador: al papa le escoltan unos diablillos y un par de figuras de la muerte en medio del fasto cardenalicio. Ese mismo tema le dio a Goya para una serie de grabados en los que aparece un fraile -en procesión- que porta un sagrado estandarte del que cuelgan unos calzones carentes de propietario(a). De conocimiento popular son todos esos chistes en los que el mejor cliente del puticlub es el cura, el sermón lo da un monje borracho y el repartidor de la ceniza viene de carnavales. Los miembros de la iglesia se defienden diciendo ‘no somos todos’, está muy claro que no son todos, pero a la hora de tapar la farra y sus lúbricas consecuencias el cuerpo espiritual de la iglesia se acuerda que es uno para rezar, pecar y encubrir. Fue el mismo cardenal Ratzinger el que condenó a Hans Küng por afirmar que la jerarquía de Roma representa a una iglesia pecadora; y ratificó en 2001 un documento de los años 60 que ordena excomulgar a las víctimas que denuncien abusos sexuales, esconder a los sacerdotes que los cometan y negarlo todo como única regla. Hoy en día ‘ratzi’ se avergüenza de las actuaciones de la jerarquía ante estos hechos (en riguroso lenguaje canónico crimen sollicitationis), aunque actuó como encubridor desde la misma jerarquía. El critico del relativismo y del ‘buffet religioso’ defendió en su día que un ‘monstruo’ con sotana pudiera ser excluido de la justicia terrena, lo que le convierte en un gran relativista y en un comensal más del buffet moral de nuestra época. Entre la ironía de Holbain hacia el poder eclesial y los crímenes sexuales de la actualidad no parece haber una gran diferencia, en los dos casos la divulgación de la turbia desviación de los pastores y las quejas del rebaño se condena. Los bloggers italianos fueron denunciados por colgar un documental de la BBC sobre el ‘control de daños’ global que ejerce la iglesia en ese tipo de conductas y en gran parte de los países del ‘sagrado corazón’ los fieles gritan ofendidos: “Eso nunca ha sucedido”.

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