ADIVINANZA

Por Aire Pardo (cronista originario de las islas afortunadas)

Existe un mundo bajo tierra, oculto, hacia el que se deslizan ríos de gente presurosa.
Cavidades en el suelo dan paso a una realidad esquiva, donde el neón se impone al sol.
En ellas, carros eléctricos transportan caras ausentes; personas que aparentan no estar allí (tal vez porque creen que ya han llegado ). Dentro, el aire se carga de ojos que miran sin ver, que traspasan haciendo dudar de la propia existencia. Ojos de oveja que rebotan al cruzarse con otros; ganado que viaja apretado e indiferente. Así sucede la otra vida de la ciudad, entre túneles que hormiguean y sonidos chirriantes, andenes que no cesan de esperar y escaleras que no hace falta subir. A veces sorprende una fugaz corriente de aire escondida tras una esquina, como un fantasma, expectante y deseoso de hincar sus dedos en tu cara, de agitar tu cabello y alborotar tus vestiduras. Luego, desaparece volviendo a la nada. Como esos gusanos de tierra al introducirse en la inquietante oscuridad de una curva. Y siempre, entre rumores sombríos, manadas de bípedos tropezándose, subiendo y bajando a golpe de empujón, ignorando el peligro que entraña volver a la superficie.