8/6/07





MIRAR POR LA VENTANA

Atrévete. Da esos primeros pasos. Acércate. No dudes más. Pon la mirada en el horizonte y camina. No mires al suelo. Piensa en ti mismo cuando eras niño y nada te daba miedo, cuando actuabas libre de prejuicios, desprendido y alegre. Sin culpas. Sin remordimientos. Sin ansiedad. Recuerda que tú eras un ser risueño que tan solo quería conocer el mundo. Recuérdalo y así podrás caminar. El sol se está desperezando; el aire es ligero y fresco y eriza el vello de tu piel. Da otro paso. Tu habitación queda atrás. Los edificios pasan del olvido de la oscuridad al canto del resplandor; los fríos violetas se tiñen de naranja. Tu madre solía cantar a la candidez de tu inocencia, sentada ahí, en ese mismo hueco del universo, apoyada entre el ahora y el mañana, balanceando su pierna contigo encima. El viento te trae el ruido de las hojas; sigue caminando; no te distraigas. Los pájaros se despiertan persuadidos de que es la primera vez que amanecen. Convéncete que también es la primera para ti y acércate un poco más. Desliza tus manos hacia arriba, déjalas reposar allá donde acaba la pared y mira.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un momento para los actos sencillos, deberiamos tener la oportunidad de extraviarnos en ellos...buena foto, mejor espalda

lamoscafly dijo...

Miro a quien está mirando a la mujer en la ventana. Plácido, cómodo, enorme. Minotauro o depredador; tranquilo. Un cigarro en su mano y un trago pasado de hielo. Esa extraña sensación del mundo bajo tus pies. El tiempo detenido en ese lugar común de la eternidad.
Hombre, no te leventes nunca de la silla, solo mira caer la cascada de luz por su espalda, pero por favor no entres sin ser invitado.

¿ Quién es éste hombre afortunado ?

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